La Organización Mundial de la Salud (OMS) pone en relieve que la esperanza de vida de las personas ha aumentado, no obstante los individuos irán padeciendo diferentes molestias, afecciones y enfermedades relacionadas con la edad y/o con posibles secuelas de enfermedades pasadas con la que tendremos que aprender a vivir.
Apunta también que la depresión es la principal causa de problemas de salud en todo el mundo y se ha dado un incremento del 18% en 5 años. Además, el suicidio es la segunda causa de muerte de personas entre 15 y 29 años.
Todos estos datos plantean la idea de que nos estamos convirtiendo en esa sociedad enferma, que no tiene las herramientas y capacidades personales necesarias para afrontar los estados de salud y las crisis que vivimos, a pesar de todos los avances médicos y tecnológicos que se van dando a las últimas décadas.
La falta de salud es un proceso doloroso y de pérdida de bienestar, nos sentimos incómodos y sufrimos. Cada uno de nosotros tenemos el poder de gestionar nuestra vida durante ese proceso, liderar nuestro camino para volver a encontrar el buen estado de salud y no dejar que otros decidan cómo caminarlo, y así afrontar la vida y crecer con ella.
Para ello, es necesaria una atención emocional y psicológica que facilite hacer frente a las condiciones en ocasiones incapacitantes que generan los procesos de pérdida de salud.
La psicología para la salud nos ayuda en la comprensión, adaptación y superación de los procesos de salud y enfermedad que vivimos, ayudando a fortalecer nuestras debilidades, generando nuevas estrategias de afrontamiento y mejorando nuestra calidad de vida.