Jugar para descubrir un mundo emocional
Mi primer campamento fue a los 9-10 años, fue una experiencia increíble donde me lo pasé en grande, bailé, hice marionetas, aprendí canciones, conviví con otros chicos y chicas que no conocía y tuve que aprender a ordenar mi ropa y peinarme la gran melena que tenía, yo solita.